¿Por qué un blog?

Empezaré por aclarar que en realidad me gustaría tener un podcast. Pero me puse a pensar en la edición, en que la grabación debe quedar con buen sonido, en la música del intro, del final, de fondo… y en estos momentos tengo demasiadas ocupaciones, así que descartado. Sin embargo, seguía pensando que me gustaría tener un espacio en el cual verter algunas de las cosas que pienso.

Por lo general con algunos amigos tengo conversaciones interesantes (o banales, pero que suenan chévere) y varias veces me han dicho: deberías escribir eso. Mi respuesta más común ha sido: qué pereza. Y es que no puedo negar que prefiero hablar que escribir. A pesar de ello, y pensando que quizá a alguien le interese leerme, ahora digo: bueno, por qué no. Y aunque claramente existe la posibilidad de que nadie me lea, pues me sirve de ejercicio para la fase a la que voy a entrar en mi trabajo de grado de Antropología: escritura. (Inserte aquí emoji de cara de pánico).

Me puse entonces a pensar dónde podía escribir. Llegué a la conclusión de que los formatos de las redes sociales que utilizo no son muy prácticos para lo que me gustaría hacer. Aunque en Instagram las fotos pueden ir acompañadas de un texto medianamente largo (al menos más largo que un tuit), no es una plataforma para eso y estoy casi segura de que muy pocos van a ir a leer los pie de foto. Además, estaría en otra encrucijada: pensar en qué imagen acompañaría el texto. Instagram es una plataforma en donde prima lo visual y yo lo que quiero es escribir, así que: descartado.

En Twitter, aunque pueda hacer hilos, es una red social donde impera el consumo rápido de ideas y no de textos de gran expansión (una cuartilla es una exageración para esa red social). Además, lo quiero seguir usando como diario de estupideces. Así que: descartado. De Facebook ni hablar. No tengo claro ni cuándo ni por qué dejé de usarlo. Simplemente ya no me gusta. Ahora solo lo uso en el computador para buscar gente (información necesaria pa’ cuando me cuenta algún chisme).

En síntesis, creo que en un blog puedo tener la extensión que deseo y, si algún día aprendo a manejarlo bien, puedo tener los textos más organizados. Aunque no sé si sea capaz de crear categorías claras para agrupar los temas de los que pienso escribir. Los que me conocen sabes que soy una mezcolanza de cosas. Y no por nada le puse de nombre “Una miscelánea” (aunque un amigo me dijo que le pusiera “La miscelánea de La Negra”, pero descartado).